Dedicado a M. F. K. (my little evil angel)
No he propiciado ni poesía ni versos dormidos... La inspiración no llega sola, la acompaña el dolor y la desolación, por que no hay verso ni prosa mas triste que la de un bardo flechado por un falso cupido, su musa perdida por la noche oscura y densa, tan solitaria y oscura, como la piedra dura, que “esa ya no siente nada” – pues tiene muerta el alma y frío el corazón...
Su pequeña niña ultrajada fue poseída por el demonio de la adicción, un monstruo torvo y testarudo, que fue carcomiendo su alma desde la mas tierna edad...
Pero, ¿qué puede decir un corazón enamorado, cuando su amor se ha ido? – Solamente pensar que algún día volverá... “La pedreriíta que yo amé”
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Ahora y aquí, en mi cuarto sombrío, al margen del desorden y el descuido,
Donde un caos de objetos y trapos extraviados esparcidos por doquier, descanso de ella,
Descanso de no poder asir su alma, ni sostener su mano,
Con este complaciente desdén de no hacer nada, de no querer a nada ni a nadie, hasta poder volver a ver a “La pedreriíta que yo amé”
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Mas me valiera recordarte siempre como la última vez que te vi, desvalida y frágil, sin deseos de consumir...
Con tus besos comedidos, dados como recompensa o negados como castigo,
Y así, este paraíso que me regalaste, vivirá siempre en mi, como el recuerdo mas íntimo y precioso que un corazón solitario pueda albergar,
Y así, vivirá para siempre en mi, aquella que un día fue “La pedreriíta que yo amé”
Josman Wonoband,27 de diciembre de 2008